Volver a Boedo es, sin dudas, la meta de todo sanlorencista. A paso lento por un camino que comenzó a transitarse hace ya varios años, el tiempo es el peor enemigo. Sin avances y sin noticias al respecto, el pueblo azulgrana alza la voz pidiendo acciones.
Pasaron ya seis meses desde la aprobación de la Ley de Rezonificación, que reconocía oficialmente a San Lorenzo como propietario de los terrenos ubicados en Avenida La Plata al 1700. Seis meses de pausa, de brazos cruzados, ni un solo avance. La cuarta cuota correspondiente a Carrefour continúa impaga, no se iniciaron los trámites para el pedido de demolición, como tampoco se comenzaron charlas con la marca francesa para adquirir los más de 8.000 metros cuadrados que posee en estado de abandono.
A comienzos de 2021, se realizó la presentación de la maqueta de lo que sería el proyecto de estadio. Con una capacidad aproximada para 45.000 espectadores y una estructura integral que permitiría diferentes actividades, aquel boceto quedó solo en ideas.

En el pasado mes de enero, Matias Lammens –reapareciendo en su rol de vicepresidente del club- afirmó que “en los próximos días” habría novedades sobre un nuevo fideicomiso y los pasos a seguir. Muy por el contrario, la causa más noble del fútbol mundial sigue estancada y en Av. La Plata el tinglado continúa en pie. El vacunatorio allí presente, que ya cumplió y con creces su función sanitaria, tampoco desaparece. Pasó de ser una movida política o intercambio de favores a una excusa para la demora.

¿Por qué no hay avances? es la pregunta sin respuesta, o quizás sí la tiene: una innegable falta de gestión y compromiso es el principal freno. Para evidenciar lo primero, basta con ver el nuevo proyecto de River para ampliar su estadio, el cual se financiará mediante un naiming right (derecho de denominación) y la venta anticipada de abonos. En Boedo, mientras tanto, no hay siquiera un plan económico pensando en el futuro Gasómetro. Y el tiempo sigue pasando…