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Vaciado: El básquet de San Lorenzo pelea por no descender

Los años dorados de San Lorenzo quedaron atrás. La hegemonía establecida desde 2015 hasta el 2021 ya son parte del pasado. El club actualmente lucha por no perder la categoría, y, para colmo, tiene una sanción por parte de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) -organismo que regula las normas en todo el mundo de este deporte-, que amenaza con perder la plaza que ocupa en la Liga Nacional.


Hacia la cumbre:

Desde que Marcelo Tinelli donó más de $4.000.000 para comprarle la plaza a 9 de Julio de Río Tercero en 2015, el club se convirtió en una potencia a nivel nacional e internacional. La primera incorporación de jerarquía fue el entrenador Julio Lamas, ex DT de la Selección Argentina. Su rol no era solo entrenador, también ofició de mánager y fue tal la importancia que le dieron al técnico la posibilidad de aconsejar la modificación de algunos sectores durante la construcción del Polideportivo Roberto Pando: armar un gimnasio de entrenamiento debajo de la Platea Sur y generar toda la estructura de trabajo de la disciplina, entre otras cosas.

Presentación de Lamas cómo DT de San Lorenzo

Tinelli, siempre quiso que sea un deporte de primer nivel y que no tenga nada que envidiarle a las potencias mundiales. Su deseo se cumplió: instalaciones de primer nivel en el Pando, equipo altamente competitivo, cinco ligas consecutivas -seis si contamos el Super 20 que se llegó a jugar completo por la pandemia-, dos Ligas de las Américas, único equipo argentino invitado a jugar amistosos contra equipos NBA, giras en Europa y partidos contra potencias tales como Barcelona y Real Madrid (con victorias, inclusive).

Debut en la Liga Nacional frente a Quimsa, en Obras

La Caída:

Los desmanejos dirigenciales empezaron a salir a la luz, la crisis económica asomaba cada vez con más fuerza. La FIBA sancionó a San Lorenzo con la imposibilidad de contratar jugadores extranjeros debido a las deudas por falta de pago. Tinelli renunció y el básquet quedó sin un dirigente que pudiera mantener el profesionalismo y los resultados obtenidos. Junto a Marcelo Tinelli, también se fue Pablo D´Angelo, mánager desde 2017 y pieza clave en el proceso.

La temporada pasada, un grupo de socios tomó la posta con varias reuniones en Av. La Plata, en la que llegaron a vender 600 abonos al Pando cuando todavía no estaba confirmada la continuidad en la Liga. A cargo quedó Nicolás Fraiman, de gran relación con el presidente Horacio Arreceygor. El técnico elegido fue Álvaro Castiñeira, quien se hizo cargo de un equipo que había sufrido un recambio importantísimo y que se vio reflejado en los resultados, ya que el Ciclón dejó de ver a todos desde arriba y comenzó a transitar una liga más austera.

A pesar de haber logrado victorias importantes y estar en zona de playoffs, San Lorenzo despidió al entrenador, quien no tenía buen vínculo con gran parte del cuerpo técnico, algo que el propio Castiñeira hizo público al irse en diferentes medios radiales. Los dirigentes se apoyaron en la óptica del staff y en algunos jugadores importantes que, curiosamente, no renovaron su vínculo para esta temporada actual. A pesar del apoyo del club para cambiar al entrenador por Emmanuele Quintans, asistente en aquel momento, los destacados de la temporada pasada se fueron y sólo permanecieron Lucas Pérez y Facundo Rutenberg. Con este nuevo coach, recién en la última fecha pudo sellar su clasificación a los playoffs: si bien perdió contra Gimnasia de Comodoro Rivadavia, logró avanzar: Aquella derrota fue “celebrada” por un alto dirigente de San Lorenzo que incluso hoy sigue en el básquet. Al perder, este directivo cercano a Miguel Mastrosimone afirmó “mejor este resultado, ahora no tenemos que viajar”. Si San Lorenzo ganaba debía enfrentar a un equipo del interior, lo que implicaba gastos extras en viajes y hoteles, entre otras cosas. Al perder, su rival sería Boca y de esta manera, se ahorraban los traslados y hoteles. Días después sería eliminado por el conjunto de la Ribera. Los jugadores terminaron al día pero aún estaba vigente la deuda de FIBA. San Lorenzo gestionó un plan de pagos que estaría por aprobarse.

A mediados de febrero del año pasado, luego de la renuncia de Nicolás Fraiman, el básquet agudizó su crisis, y quien agarra las riendas del deporte es Gabriel Capristo, quien ya venía trabajando en la disciplina. Junto a él, asume como mánager Sebastián Giuliodori, uno de los más enemistados con Castiñeira y sin experiencia en el puesto. El presupuesto actual es muy inferior de lo que era en las épocas doradas, pero no menor que el del año pasado. Desde el club indicaron que el presupuesto anual rondaba los 50 millones de pesos. Mitad para el sueldo de los jugadores y mitad para traslados y hoteles. Ante este panorama, según reconstruye DataSL, Capristo dio una orden: “solamente se contratarán jugadores que vivan en capital federal”. De esta manera no abona el alquiler y los impuestos de la vivienda de los jugadores que vienen al club provenientes de otras provincias.
Desde el propio oficialismo, le confesaron a este medio que fue una medida extremista ya que pagar el alquiler de uno o dos jugadores de calidad de otras provincias no iba a modificar prácticamente nada el presupuesto anual. Más allá de lo económico, sostienen que no hubo capacidad de gestión por parte del mánager para incorporar jugadores en calidad de libre y que podían aportar al equipo un salto de jerarquía.

Los resultados están a la vista. Se fue Quintans pasada la mitad de la Fase Regular y asumió su asistente, Leonardo Costa, alguien con muchísimas condiciones, pero que le llegó tardísimo la chance de dirigir. Un equipo plagado de juveniles y las ocho derrotas en fila hacen que el descenso le respire en la nuca. Promediando los playout para ver que equipo desciende y quien permanece en la máxima categoría, la serie se encuentra igualada en 2. Los dos primeros partidos en el Pando fueron victoria para San Lorenzo 99 a 65 y 90 a 81. En Mar del Plata, ambos partidos quedaron en manos de Atenas: 73 a 59 y 68 a 65.

Ahora el último partido será nuevamente en Boedo: el martes, desde las 21, se jugará el duelo decisivo para mantener la categoría y CASLA no puede dejar pasar el tren que lo mantenga en Primera un año más.. En la redes, muchas hinchas del club ya ni siquiera piden volver a ser lo que fueron, solo que se pueda mantener en la máxima categoría y a este paso, ni eso están logrando. Están tirando por la borda todo el prestigio obtenido años atrás. Si logra quedarse en primera, el futuro tampoco es claro. No hay ideas para salir de este mal momento, saben que tocaron fondo.

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