Marcelo Lombilla es un viejo conocido en San Lorenzo. Compartía palco con Marcelo Tinelli antes de que el conductor televisivo sea dirigente azilgrana, ya que los une una amistad que con frecuencia demuestran en las redes sociales.

También mantenía una gran relación con Matías Lammens y un claro ejemplo de ello se vio años atrás cuando asistieron juntos a una reunión en la Conmebol. Hoy, el representante de jugadores está en el centro de las críticas ya que es un factor fundamental para que el capital azulgrana, Federico Gattoni, no renueve su contrato.
Las charlas comenzaron en agosto del año pasado y en un principio, estaba todo arreglado entre San Lorenzo, el jugador y su representante, Marcelo Lombilla. La firma finalmente no llegó y a comienzos de este año comenzaron los desplantes del defensor: en plena pretemporada de San Lorenzo, el jugador, con el permiso de la dirigencia y con la promesa de por medio de sellar el vínculo ni bien vuelva, interrumpió los entrenamientos para irse casi una semana a Italia para tramitar el pasaporte comunitario.
El torneo comenzó, Gattoni fue titular a pesar de no haber renovado y, después de la victoria frente a Arsenal, volvió a irse a Europa, esta vez ya sin el consentimiento ni del cuerpo técnico ni de la dirigencia y siguiendo los consejos de su representante ya que existía una oferta de Sevilla, de España, para llevárselo en este mercado de pases.
Esta no es la primera vez que San Lorenzo sufre un desplante por parte de un representado por Lombilla: en 2018 fue el responsable de que Francisco Bonfiglio, una de las máximas promesas del club, abandone la institución y fiche con el club español Villarreal, con el aval de su familia, sin dejarle un centavo al club y con su agente en el ojo de la tormenta porque fue quien acordó el contrato entre la joya de las inferiores y el Submarino Amarillo.
Otro representado por Lombilla era Fabricio Coloccini y la historia es conocida: a mediados de 2019, tan solo un año después de lo ocurrido con Bonfiglio, logró que le renueven el contrato al ex defensor por un monto millonario, algo que el club -también responsable por firmar un vínculo que sabían que no iban a poder costear- lógicamente no pagó y todo terminó en un juicio donde Coloccini le reclama una suma exorbitante al club.
Retomando el tema Gattoni, a finales del año pasado, y cuando ya estaba todo arreglado entre las partes para poner el sello, un cambio de Lombilla a último momento puso en jaque el futuro del capitán en el Ciclón: Exige que la cláusula de salida de Federico sea de U$D 1.500.000, una cifra irrisoria para los valores que se manejan actualmente en el fútbol y más aún para un jugador con tanto futuro como el capitán de un club tan grande como San Lorenzo.
“No se va a mover una coma de lo que arreglamos en agosto. Si Gattoni quiere firmar, va a ser con nuestras condiciones. Lamentablemente, los clubes son rehenes de los representantes, pero quienes deciden si firman o no, son los jugadores”, dijo visiblemente enojado Matías Caruzzo, mánager del club y quién lleva adelante la renovación del defensor.
Lo cierto es que entre hoy y mañana debería estar solucionado. Si firma y renueva, bajo las condiciones del club, Gattoni seguirá formando parte del plantel profesional, de lo contrario, entrenará con la reserva hasta el 30 de junio, día en que finaliza su contrato.
Puertas adentro, en San Lorenzo dicen que no volverán a tener en sus filas a ningún jugador que esté representado por Marcelo Lombilla. Una vez que finalice todo esto, la preocupación no desaparecerá ya que Patricio Lombilla, hermano de Marcelo, es quién representa a muchos juveniles del Ciclón, entre otros, a Agustín Martegani, quien estuvo muy cerca de pasar a Racing, y Jeremías James, cuyo contrato finaliza en diciembre.
Ahora es Lombilla, antes era Christian Bragarnik. Hasta que el club no se ponga firme con los representantes, los jugadores seguirán desfilando por la institución sin dejar un peso y cobrando sueldos multimillonarios que solo llevan al Ciclón a sumergirse cada día un poco más en la crisis financiera.