Si bien de esta Copa de la Liga se han jugado solo dos fechas, son suficientes para sacar una radiografía de un San Lorenzo que todavía no evoluciona.
La llegada de Pedro Troglio fue una bocanada de aire fresco en un equipo que venía golpeado, tanto deportiva como anímicamente. Con las ilusiones renovadas –y aún intactas- se esperaba ver un cambio generalizado, desde lo táctico y funcional pero también desde lo físico. El problema es que en las dos fechas que lleva jugadas San Lorenzo, sumó un solo punto, resultado de un empate ante Banfield y una derrota frente a Gimnasia de La Plata.
En líneas generales, se puede decir que hasta el momento no se ven grandes cambios, por el contrario, hay errores que se siguen cometiendo. La pelota parada, por citar un ejemplo, es una jugada desperdiciada desde tiempos inmemorables. No importa el técnico que esté a cargo, ni el jugador que lo ejecute, cada tiro de esquina o tiro libre, es una pelota dirigida a las piernas del primer defensor, a las manos del arquero, o irá directo afuera de la cancha, sin representar el menor peligro para el rival. ¿No se trabaja en la semana?, es lo que todos nos preguntamos y vaya uno a saber la respuesta.
Desde la parte física se nota un equipo lento, al que le cuesta reaccionar y ganar en velocidad. Está claro que esto es producto de contar con jugadores ya avanzados en edad, pero que están por debajo del rendimiento de algunos de sus colegas en las mismas condiciones. Es el caso de Néstor Ortigoza, siempre reconocido por el hincha, quien demuestra no estar apto físicamente para jugar un partido completo. Lo ideal sería que ingresara los últimos 15 o 20 minutos, fresco y descansado, para aportar su técnica y visión de juego.
Sabiendo lo que representa San Lorenzo y el peso que significa llevar su camiseta, se sabe que hay ciertos jugadores que simplemente no están a la altura de la institución. Más allá de su posición en cancha o el esquema utilizado, no cuentan con el nivel necesario, lo que queda evidenciado al ver como no logran siquiera redondear un buen rendimiento partido tras partido.
Con tiempo por delante pero un fixture que apremia, Pedro Troglio deberá ir encontrando la manera de cambiar el chip.